Clamaban su nombre. Él había sido el artífice de la victoria. Esta batalla se ganó gracias a su astucia.
A su valor.
A su traición.
La ejecución de su plan le llevó años. Este momento lo llevaba esperando desde hace más de una década. Necesitaba de paciencia para poder hacerlo. Paciencia para hacerse su amigo, para que su hermana se enamorase de él, para entrar en su círculo interno y pudrirlo todo desde la raíz. Esparcir los rumores adecuados. Envenenar las conversaciones. Los puso a todos a su favor. Había vencido.
Días después, en una tarde helada de invierno, salió de su fortaleza. "Para contemplar el paisaje", se decía a sí mismo. Pero con ello sólo ocultaba lo que realmente quería ver: El cuerpo de su mujer colgaba de una soga en el más alto de los árboles, con su propio hijo enterrado a los pies de ella y, en ese mismo lugar, la cabeza del que fue considerado su amigo seguía descansando en la punta de una lanza.
"Una vez tuve una familia", pensó, "a la que traicioné por cumplir una venganza. ¿Por qué me siento igual de solo que cuando te fuiste, padre?"
Comments
No comments yet. Be the first to react!