Evitando la muerte por Powerpoint

La "Muerte por Powerpoint" consiste en aburrir a la audiencia con una presentación soporífera al leer una gran cantidad de texto en las diapositivas a ritmo lento.

Poder contar con medios audiovisuales al realizar una exposición es una gran ayuda. Sin embargo, se puede degenerar fácilmente en la llamada “Muerte por Powerpoint” (introdúzcase una musica ominosa).

Un hombre dice, “os podría haber enviado mi powerpoint, y podríais haberlo leído en 5 minutos, pero prefiero manteneros sentado durante una hora mientras leo cada punto a cámara lenta. P-u-n-t-o n-u-m–e-ro u-n-o…” Wally dice a Alice, “Tira de la corbata tan fuerte como puedas.”

La “Muerte por Powerpoint” consiste en aburrir a la audiencia con una presentación soporífera al leer una gran cantidad de texto en las transparencias. Su origen se remonta a los inicios de su implantación en entornos didácticos para “proyectar el libro de texto en la pizarra”, poniendo grandes cantidades de texto en un espacio minúsculo, situándose a los alumnos a una distancia desde la cual les es imposible leer el contenido. Leer el contenido de forma monótona garantiza su eficacia.

Una vez dada la reseña histórica, centrémonos en darle un uso productivo a este recurso. Lo mas importante al realizar una presentación es transmitir información, y el centro de atención debe ser el ponente, no una interminable cantidad de diapositivas. Para tener éxito al realizar una presentación hay que tener claros una serie de puntos:

  • Qué decir: lo primero es tener claro de qué se va a hablar. Buscar información significativa y coherente.
  • La estructura: la información se debe organizar en un orden lógico, separando bloques. Es importante tener algún tipo de hilo conductor, que conecte los bloques de información de forma que haya un contexto fácil de recordar.
  • Simplicidad: es necesaria tanto en el qué como en el cómo. Debe ser breve y dar una serie de ideas claras, poniendo cuanto menos texto mejor. Una imagen vale mas que mil palabras, y las palabras que falten las puede poner el orador, que es el verdadero centro de atención.
  • Estética: se deben usar fuentes grandes, para que todos los presentes puedan leerlas. También es recomendable evitar los colores estridentes y los efectos especiales de transiciones excepto al realizar un cambio de bloque temático, puesto que suelen distraer.
  • Adelantarse a las preguntas: es bueno plantearse que preguntas se podrían plantear al final, y tener alguna imagen o gráfico que ilustre la cuestión, para proyectarla en caso de que se dé en el turno de ruegos y preguntas al final de la presentación.
  • Ensayo: comprobar que uno no se va a pasar del tiempo establecido, y tener un “plan B”, como el uso de diapositivas parcialmente omisibles que permitan alargar o reducir el tiempo de presentación. También es aconsejable comprobar el material de proyección antes del gran momento para evitar sorpresas.

Para finalizar mi argumentación, os referencio la mítica presentación de Alexei Kapterev donde se visualizan muchos de los errores más clásicos cometidos.

Hay aproximandamente 300 millones de usuarios de Powerpoint, hacen entorno a 30 millones de presentaciones a diario. En torno a un millón de presentaciones están sucediendo ahora mismo, y el 50% son insufribles.