Privacidad en la red: ¿eres consciente de lo que muestras en redes sociales?

La gente por fin se plantea qué está pasando con sus datos, ¿pero se plantean cuánta información personal están poniendo en bandeja?

Actualmente la presencia en redes sociales se ha convertido en algo prácticamente obligatorio. A la hora de buscar trabajo, si dices que no tienes Facebook te miran como a un bicho raro y se te trata de antisocial, haciendo que “pierdas puntos como candidato” (afortunadamente, en estos últimos años hay alguna alternativa a Facebook que está socialmente aceptada). En estos sitios, se comparten cientos y cientos de detalles sobre la vida privada de los usuarios, con posibilidad de restringir la visibilidad de contenidos.

Este año, el tema de la privacidad online vuelve a estar de moda desde que las filtraciones de Snowden salieron a la luz. Pero quizás lo mas preocupante es que no hace falta la gran maquinaria de la NSA para obtener toneladas de información sobre una persona. Hace tiempo que hay quien se plantea que la empresa para la que trabaja (que no tiene por qué ser precisamente muy TIC) vigila sus actividades en redes sociales y se lamentan de que dichas actividades puedan motivar un despido. Privacidad en la red: ¿eres conciente de lo que muestras en redes sociales?

LEGO Star Wars: un soldado de asalto se relaja en el sofa, mientras Darth Vader le observa siniestramente al fondo

Por mi experiencia al haber estado trabajando un año en una aplicación para Twitter, comprobé una serie de detalles que, como persona que pone un interés en tener una privacidad, me preocuparon seriamente.

  • Hay quien no tiene filtro para sus contenidos. En Twitter, por defecto, los timelines (listas de estados o actualizaciones que escriben los usuarios) son públicos. Luego todo lo que se escribe allí lo puede ver cualquiera. Y allí, públicamente, rajan de su trabajo y su jefe.
  • Del punto anterior se deduce (y comprueba) hay quien ni siquiera conoce la existencia de una función de “mensaje privado” o “mensaje directo”.
  • Hay quien lleva todo el día el GPS de su dispositivo encendido y escribe actualizaciones de estado de forma compulsiva, sin revisar el estado de su dispositivo, de forma que se puede trazar sin problema todos los lugares por los que ha pasado ese día.

Casi nadie se lee los permisos cuando activan una aplicación, lo que hace que permitan el accedo y difusión de una buena cantidad de información personal. Combinando esto con el tema del GPS podemos saber una cantidad de información escalofriante.

  • Dónde (y en ocasiones también qué) han comprado los usuarios de Foursquare. Esto permite no solo trazar la ruta por la que han pasado, sino también sus hábitos de consumo.
  • Por dónde y cuándo han pasado los usuarios de Runstantic al salir a hacer ejercicio. Este caso es especialmente genial porque ¡permite verlo en tiempo real! Si eres un atleta profesional, bien por tí, si no, a los posibles acosadores les encantará que compartas esa información.
  • Por qué página del libro está leyendo va un usuario de Goodreads. Esta es la mas absurda de todas porque en el 90% de los sistemas esas actualizaciones se hacen a mano en el servicio, así que ese caso claramente no sirve la excusa de que “se me olvidó apagarlo”.
  • Cuánto tiempo han pasado jugando a videojuegos, con hora incluida (e incluso el lugar si una vez mas tienen activado el GPS). Este caso es genial cuando en el trabajo alguien te dice que está muy ocupado para atenderte y de repente salta el estado en su perfil de red social que indica que acaba de batir su record personal en cualquier juego.

Esta situación es el sueño dorado de un investigador tanto de mercado como policial, porque en muchos casos ya ni se necesita pedir permiso para curiosear: han dejado las puertas abiertas (un caso divertido es cierta de la actuaciones de la policía, que mencionaron en su cuenta de Twitter que se dejase de propagar cierto hashtag… y con solo hacer click en dicho texto del mensaje, dado es un enlace automático, aparecía una considerable cantidad de información relacionada de lo que esperaban que no viésemos, obteniendo perfiles completos de las personas que querían mantener en el anonimato). Hay incluso usuarios que pueden tener las cuentas en estado zombie, en las que no ponen ningún estado o actualización personalmente, pero las aplicaciones de terceras partes no hacen mas que publicar toneladas de información sobre sus hábitos personales, que pueden ser tan irrelevantes para cualquier usuario de la red como los del tipo “Puse tantos euros de gasolina a mi coche en esta estación de servicio”, pero si alguien quisiese hacer un seguimiento de esa persona lo tendría extremadamente fácil.

Ante esta situación solo puedo dar dos consejos básicos sobre uso responsable de estos sistemas.

  • Sé consciente de con quién estás compartiendo información: configura filtros, o usa “mensajes privados” (o “directos”) si no quieres que todo el mundo acceda a una información sin hacer esfuerzo.
  • Cuidado con los permisos a que se conceden a aplicaciones de terceros. Quizás el contenido de una aplicación, que puede ser extremadamente interesante en su contexto, no es el mas apropiado para ponerlo públicamente en una plataforma diferente.