Soy esa herida, el dolor que me transmuta, la bocanada que primero inflama los pulmones y el alma y la consecuente nada que me ahoga. Cuando quiero aprehenderla con palabras, la emoción ya se ha ido. Estaba aquí hace apenas un segundo, era cierta, me repito, y yazco ahora solo, solo con las palabras, vacías de significado.
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